Toda la costa vasca es increíble para recorrer en moto.

Al terminar esta ruta apetece dar media vuelta y volver a recorrerla en sentido contrario.

Otro aliciente más para visitar esta zona es la buena gastronomía y la cantidad de sitios para visitar.

No me gusta la lluvia cuando hago rutas en las que quiero visitar pueblos, hacer fotos, etc.

En esta ruta iba con miedo a mojarme, aun yendo preparado de equipación, me resulta incómodo entrar a sitios públicos chorreando agua, o estar poniéndome y quitándome la ropa impermeable.

Por suerte, en esta zona, lo normal es el xiribiri que apenas molesta, incluso se agradece porque refresca el ambiente. Así que para mi fue otro aliciente más, aunque afortunadamente fue escaso.

Arrancamos en San Sebastián / Donostia, en dirección a Orio. Nada más dejar los últimos barrios de Donistia ya empezamos a disfrutar del entorno natural, la espesa vegetación y el monte completamente verde.

Siguiendo el río Orio, rodeado de bosque, por la estrecha carretera, en un paraje indescriptible, llegamos al pueblo del mismo nombre. Muy cercano a San Sebastián y muy animado de gente y tráfico.

Cruzando el puente del río, salimos en dirección a Zarautz, el primer pueblo de costa. Famoso por sus restaurantes, y para mi gusto demasiado turístico.

En este punto, ya aparece el primer tramo de ruta siguiendo la costa. Son pocos los kilómetros que separan Zarautz de Guetaria, pero de los más bonitos que conozco.

Como decía, apetece dar la vuelta y volver a recorrerlo otra vez en ambos sentidos.

Guetaria, es un bonito pueblo costero, también turístico, pero vale la pena detenerse y recorrer a pie sus calles céntricas hasta el puerto. Por suerte hay bastantes aparcamientos para motos.

Guetaria es el pueblo natal de Juan Sebastián el Cano, primer hombre en dar una vuelta completa a la Tierra.

En el pueblo hay varias estatuas y monumentos que le recuerdan.

Parece increíble, la cantidad de grandes marinos y conquistadores que salieron de pequeños pueblos como este. También está el caso de Blas de Lezo, entre tantos otros.

Salimos en dirección a Zumaia, con buen sabor de boca por lo visto hasta ahora, a pesar de las molestas despedidas de soltero que había en las calles de bares del centro.

Otra vez, el tramo de carretera me sorprende, casi más que lo anterior, una estrecha carretera en buen estado, llena de suaves curvas y rodeada de una espesísima vegetación a pocos metros del mar, hace que disfrutes de la conducción y casi obliga a abrir un poco la visera del casco para respirar mejor los intensos aromas a eucalipto, pino y mar.

En algunos puntos, los enormes árboles oscurecen la carretera a pesar de ser medio día.

Otro tramo de ruta inigualable. A estas alturas ya me declaro enamorado del País Vasco.

Así llegamos a Zumaia, otro bonito pueblo de costa, con su puerto y su zona de bares. También muy turístico.

Nos detenemos a comer pinchos y tomar unas cañas, si los paisajes son increíbles, la gastronomía local no lo es menos.

Nos cuesta un poco aparcar, pero una acera poco transitada justo enfrente del restaurante nos sirve de parking.

Y seguimos avanzando ahora en dirección a Deva.

Si piensas que la ruta y las grandes vistas han acabado, nada más lejos de la realidad, esto continua mucho más.

El tramo hasta Deva también es impresionante. A orillas del Cantábrico y pegado al enorme bosque.

Una parada casi obligada, ya que no hay muchos puntos seguros donde detenerse, es el mirador de la Virgen de Itziar.

Desde donde casi se domina gran parte de la Costa Vasca. Hay que ir allí para hacerse una idea.

Este mismo entorno de carretera, mar y bosque nos lleva hasta Deva. Aquí la ruta se puede partir en dos direcciones; una es siguiendo el río Deva, hacía el Sur, por el interior, hasta pasar el pueblo de Elgoibar y llegar a Eibar.

Aquí el paisaje de bosques junto al río también es muy bonito durante todo el recorrido de pocos kilómetros.

La otra ruta consiste en seguir desde Deva, la carretera por la costa, en un entorno similar al que hemos disfrutado desde el comienzo.

Siguiendo este camino, llegamos a Mutriku, con su bonita plaza, en la que se recuerda a Damián de Churruca, héroe de la batalla de Trafalgar.

En sus calles, los edificios tienen un aire medieval, desde la plaza, hasta el puerto y el mirador.

Siguiendo la ruta llegamos a Ondárroa, y de ahí sale la pequeña carretera que va hacía Lekeitio. Este último tramo transcurre por una estrecha carretera, sin apenas tráfico, siguiendo la orilla del mar, entre árboles y vegetación muy espesa.

Todo el camino es tan relajante que uno no presta atención a la hora que es, ni a cuento tiempo se tarda en recorrerlo.

Lekeitio es un pequeño pueblo pesquero, muy turístico. Nos sorprendió la iglesia, su puerto. Tiene muchos sitios para comer y pasear por sus calles. Sin duda una visita obligada.

Hasta aquí transcurre esta ruta, que sin duda, para mi es de las más bonitas, sobre todo por lo impresionante de los parajes naturales de bosque y mar. Uno no se cansa de admirar cada rincón del entorno que la rodea.